El enfoque ortodoxo que impera en la economía es la premisa de que ésta puede cuantificarse en modelos matemáticos.
Sin embargo, la economía no es una ciencia exacta, ya que depende de la acción de las personas y las personas no reproducen comportamientos automatizados.
Al igual que lenguaje, el derecho consuetudinario y el dinero, el sistema de precios es fruto del orden espontáneo, frente al desorden que inevitablemente surge al ejecutar un diseño premeditado.
Los mercados financieros son la mera evolución del sistema de precios, donde acuden oferentes y demandantes con distintas perspectivas, movidos por el impulso individual de procurar mejorar su situación presente. Dicha pretensión se traduce en precios de activos, que varían cada instante.
Para descifrar los movimientos de los mercados empleamos la introspección, ya que la economía es la única ciencia donde el sujeto que la estudia es protagonista de la misma. Y, entendiendo que en ciertas situaciones las personas suelen comportarse de manera similar, podemos intuir, dentro de la incertidumbre, cuál será el veredicto más probable del precio.
Sin embargo, el análisis fundamental incurre en la fatal arrogancia de proponer un valor objetivo distinto al veredicto emitido por el mercado en forma de precio, que varía a cada instante por la valoración subjetiva de oferentes y demandantes.
El futuro no es un porvenir, sino un “por hacer”, ya que cada nueva acción genera nueva información y ésta se incorpora al precio.
Además de injusta, cualquier planificación de un orden complejo como el mercado, es por necesidad ineficiente. Y, haciendo caso omiso a dicha ley de hierro, la intervención política distorsiona el justo resultado que emiten los precios formados en libertad.
Nadie quiere asumir el coste político de posibles fluctuaciones adversas durante su mandato. No importa lo que ocurra, siempre se inyecta dinero, imprimiéndolo sin base real. Pero no se trata de una burbuja. Es el propio sistema.
En AngelConn somos muy conscientes de esta realidad y consideramos los incentivos de todos los actores de la ecuación para emitir nuestras valoraciones.
Presentamos una consultoría personalizada, contemplando dicha realidad dinámica, adaptándonos a los continuos cambios del mercado, gracias a la larga experiencia atesorada en este campo y el enfoque eminentemente austríaco.
De esta forma, conseguimos el mejor equilibrio posible entre rentabilidad, riesgo, horizonte temporal y costes asociados.